jueves, 11 de enero de 2018

Prohibido defender el castellano

Andreu Pujol Mas es un historiador y escritor independentista. Se lo suele ver en tertulias televisivas y en artículos de la prensa escrita. Aunque no lo manifiesta explícitamente en su currículum de presentación para tales intervenciones, también es concejal de ERC en la localidad de Breda.

En una reciente nota en el semanario El Temps, titulada apocalípticamente "Arrassar-ho tot", Pujol Mas relata un episodio que involucra al inefable Jordi Cañas:

Dues piulades de Twitter en dos dies de diferència. La primera és de Jordi Cañas, exdiputat de Ciutadans que va haver d’abandonar el Parlament quan va ser imputat per frau fiscal. (NOTA: como apunta un lector, esta presentación de Pujol Mas es manipulativa. Jordi Cañas dimitió del Parlament por voluntad propia al ser imputado, un comportamiento muy inusual en un legislador; y su causa fue archivada al exculparlo la Fiscalía, un dato que Pujol Mas no revela.) Es queixa del fet que el Zara del Portal de l’Àngel de Barcelona està retolat en català i anglès. Dos dies després Zara li contestava públicament que “el cartell serà modificat en els propers dies per incorporar el castellà”. No és que Cañas, nascut a Catalunya, sigui tan obtús que és incapaç d’entendre el català i vagi passejant desconcertat entre calces i sostenidors quan busca la planta d’homes per comprar una corbata. No és, tampoc, que estigui preocupat pels drets lingüístics dels ciutadans de Catalunya. Si fos així, estaria indignat pel fet que el català només té una presència del 8,4% en els jutjats catalans, o que l’etiquetatge de la majoria dels productes a les prestatgeries dels supermercats és en castellà, o que la majoria de televisions que es poden veure a Catalunya no emeten ni un segon del dia en la llengua autòctona del país.

Uno aplaude la preocupación de Pujol Mas por la lengua catalana, por más que no llegue al punto de escribir correctamente el verbo arrasar, o de evitar confundir las preposiciones en y amb. Hecha esa salvedad, este párrafo es un condensado de todo lo que está mal en la cosmovisión lingüística del separatismo. Reivindicaciones razonables, pero manipuladas, se mezclan con peticiones de principio absurdas y con exigencias no menos estrambóticas en un variado cóctel de victimismo catalán.

Empecemos por el único argumento razonable de Pujol Mas: en Cataluña se celebran pocos juicios en catalán. Esto es cierto, pero no se debe a que la pérfida España ponga palos en la rueda a la presencia de jueces de habla catalana. El motivo principal, explicado (con las fuentes correspondientes) en el blog Cita Falsa, es que "el número de opositores en Cataluña a Cuerpos como Jueces, Fiscales o Letrados de la Administración de Justicia  (y en general, para cualquier Cuerpo de la Administración de Justicia) es muy inferior al que le corresponde por demografía. Y (...), por lo tanto, muchas plazas son cubiertas por opositores procedentes del resto de España".

Pero Pujol Mas no le imputa a Cañas la baja presencia del catalán en los juzgados, asunto en el cual el exlegislador naranja no tiene ninguna responsabilidad. Lo que le achaca es que no la denuncie, y en cambio sí se queje sobre la ausencia del castellano en la rotulación de las tiendas Zara. Pujol Mas viene a decir, así, que los castellanoparlantes no tenemos derecho a defender los intereses del castellano en Cataluña si al mismo tiempo no defendemos los intereses del catalán. Por supuesto, no se impone a sí mismo una exigencia simétrica: cuando pide más catalán en tal o cual ámbito, Pujol Mas no se siente en ninguna obligación de peticionar también por el castellano en los espacios de los cuales ha sido marginado, como la cartelería pública. En este último ámbito, el catalán tiene leyes y códigos que lo protegen, en tanto que el castellano está totalmente indefenso. Pujol Mas no va a intentar revertir esta lamentable situación, lo cual es comprensible. Menos comprensible es que le niegue a Jordi Cañas ese derecho, o que se lo supedite a iniciar una cruzada paralela por los derechos lingüísticos de otros idiomas.

Pujol Mas aduce que los rótulos en castellano no son necesarios, porque en catalán ya se entiende. Correcto, pero menos necesarios aún son los rótulos en catalán, ya que si estuvieran en castellano los entendería todavía más gente. Es que los separatistas no se terminan de aclarar respecto a si lo que van aducir son motivos prácticos o principistas. Por ejemplo, las quejas separatistas de que no se pueden pronunciar discursos en catalán en el Congreso de los Diputados o en la Eurocámara no se basan en ninguna necesidad real, porque los diputados catalanoparlantes pueden, todos ellos, hablar en castellano. La presencia del catalán en esos ámbitos tendría, eso sí, una fuerte carga simbólica. Pero ¿por qué solamente el catalán tiene derecho a símbolos? ¿Por qué un hablante de la lengua mayoritaria en Cataluña no tiene derecho a esperar verla usada en la cartelería? ¿Por qué, mientras que el 51% de los catalanes tienen como lengua principal el castellano (frente a un 36% que usan mayoritariamente el catalán), la señalización oficial de todas las administraciones de Cataluña "vende" una imagen de país monolingüe en catalán?

Pujol Mas se lamenta de que la mayoría de productos en las estanterías de los supermercados estén etiquetados en castellano, pero ¿qué hay de los productos locales de Cataluña etiquetados exclusivamente en catalán? ¿Por qué está bien denunciar lo primero, pero si se denuncia lo segundo ello es equivalente a "arrasar" el catalán?



Finalmente, Pujol Mas repudia el que la mayoría de televisiones que se pueden ver en Cataluña no emitan en "la lengua autóctona del país". ¿Debe Cañas protestar por una cuestión esencialmente de mercado? Producir un programa de televisión cuesta mucho. Poner un cartel en tres lenguas en vez de dos, en cambio, no cuesta nada.

Y ahí está la diferencia clave entre los agravios que sufre el castellano en Cataluña y los que supuestamente experimenta el catalán. Cuando el catalán es excluido (que lo es, indiscutiblemente, en muchos ámbitos), hay explicaciones eminentemente prácticas y racionales para dicha exclusión: el engorro que supondrían las traducciones simultáneas en el Congreso; las demoras que implicaría reciclar a cada funcionario del Poder Judicial que se trasladara a Cataluña en un lenguaje tan especializado como el del Derecho; la falta de rentabilidad de los doblajes cinematográficos en catalán cuando ya se dispone de versiones en otra lengua entendida por el 100% de los catalanes... Quizá se podría hacer un poco más por el catalán, pero lo que no hay es una intención deliberada de suprimirlo. En cambio, cuando se margina al castellano se lo hace en la plena consciencia de la exclusión y sin ninguna ventaja económica o de otro tipo que la explique. Y si algún castellanoparlante se queja, se lo combate con las armas favoritas del separatismo: el escarnio y la deslegitimación públicos.

3 comentarios:

  1. El argumento de que la mayoría de productos en los estantes está etiquetado en castellano es lógico si la mayoría de los productos vienen de otros lugares de España o del extranjero. No puede quejarse sin embargo de la rotulación de los pasillos y las etiquetas en los supermercados pues mayoritariamente están en ambas lenguas y más incluso sólo en catalán. En líneas generales, yo soy muy partidario de que cada empresa privada, negocio, ... use la lengua que quiera y no me gustan las leyes que *obligan* a rotular en catalán. Si Zara quiere rotular en catalán e inglés, pues me parece bien, ya decidiré yo si compro o no en un comercio que nigunea mi lengua materna y la de una nada despreciable cantidad de sus clientes. Lo de las televisiones es de traca. Los canales privados que emiten para toda España ---y un grupo de ellos está en manos de cierto personaje muy afín al nacionalismo---no emiten en catalán porque no resulta rentable, como muy bien dice Abraham en el post. ¿Cuántos minutos en español emiten los canales de televisión públicos catalanes (esto es, de la Corporació)? ¿Lo comparamos con la política de RTVE, que tiene parrillas de programación bastante extensa en las lenguas co-oficiales en toda España, Sr. Pujol Mas? Los canales privados (¿o debería decir semi-públicos?) catalanes tienen emiten bastante parte o toda su programación en catalán. En relación a la oferta televisiva y de radio, más razones tendríamos los hispanohablantes para quejarnos que no los catalanes, porque los medios públicos de televisión y radio catalanes *sí* que ningunean radicalmente al castellano, siendo que el castellano es lengua co-oficial en Cataluña y que se pagan con los impuestos de todos los catalanes, incluídos ese 50% aproximadamente que tenemos el castellano como lengua materna.

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  2. Una nueva muestra de la ley del embudo nacionalista. Suscribo tanto el artículo como el comentario de Perpetuo. Gracias Abraham.

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  3. Abraham:

    En las primeras dos líneas, tu amigo Pujol Mas tacha a Jordi Cañas de defraudador fiscal y afirma que por esa razón tuvo que renunciar a su escaño.

    1) Mr. Cañas, creo, renunció voluntariamente -algo increíble, entonces y ahora- porque consideraba que sobre un diputado no puede haber ninguna sospecha de delito.
    2) Mr. Cañas fue exonerado de la acusación de fraude fiscal. Era inocente.

    Por cierto que Mr. Cañas era de profesión, antes de ser diputado, asesor político. Dejó el escaño y se dedicó a lo suyo, a ser asesor político. Lo digo porque se han dicho muchas burradas sobre Mr. Cañas y su presencia en el mundo político una vez renunciado al escaño.

    A lo que voy: Una manipulación tan grosera de la realidad como la que presenta tu amigo invalida todo lo que venga a continuación. Creo que antes de criticar lo que iba a continuación debías haber desenmascarado la referencia a Mr. Cañas, pues me ha dado la impresión de que o no te has dado cuenta de la manipulación o no le has dado importancia; en cualquier caso, otorgabas por callar.

    Por lo demás, tu “amigo” es un pájaro que no nos duraría en este foro ni tres comentarios. Tinen su miga que se queje de que alguien se queje porque los avisos no estén en castellano.

    Y sí, yo también soy partidario qde que las entidades privadas (comercios, medios de comunicación y todos los demás) elijan el idioma que quieran emplear según su propio criterio. Como si yo abro una librería y todo lo hacemos en francés, es cosa mía. Si no quieres comprar en francés, no entres, pero déjame tranquilo que a cambio yo defenderé tu derecho a abrir una librería en Jerez de la Frontera sólo en catalán.

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